Refrescando la memoria ~ stroktor.blogspot

Es evidente que la población mexicana a parte de ignorante, es una población que olvida y que no tiene ningún interés por conocer su historia y mucho menos por “no repetirla”.

Al parecer México ha olvidado aquel trágico diciembre de 1994 y las terribles consecuencias que dejó a su paso, provocadas por un gobierno PRIISTA conocido como el “Salinato” y sus decisiones neoliberales promovidas por un presidente megalómano que buscaba la aceptación internacional a cualquier precio.

Salinas nos introdujo al TLC (Tratado de libre comercio) bajo la fachada de que de esta forma, nos veríamos beneficiados por la apertura de los mercados para los productos mexicanos. Sin embargo la verdadera intención de dicho tratado era quitar las regulaciones constitucionales que determinaban la cantidad y el precio de los productos importados que ingresaban a nuestro país, de esta manera los productos americanos con mano de obra china ingresaron al país de forma indiscriminada provocando una competencia desleal en contra de los productores mexicanos, lo cual provoco la quiebra de varias empresas y el despido de miles de trabajadores debido a que las empresas no podían mantener los precios lo suficientemente bajos para competir con los productos extranjeros, lo cual facilitó la invasión económica de los Estados Unidos.

De igual forma durante el Salinato se mantuvo una sobrevaluación del peso mexicano provocando una imagen falsa de estabilidad y crecimiento. Muchas personas aseguran haber sido felices durante esta etapa debido a que su poder adquisitivo (ficticio y temporal) les permitía darse una mejor vida; Gracias a esto el presidente gozaba de una buena reputación y popularidad entre la población. Sin embargo, los mecanismos económicos utilizados para mantener dicha “FACHADA” tendrían un costo terrible posteriormente, puesto que no era factible mantener un precio ficticio de la moneda por tanto tiempo y terminaría por desplomarse provocando la quiebra de empresas y sumiendo en la pobreza a miles de personas, pues de un día para otro su dinero ya no valía nada. Tambien las personas que se encontraban pagando hipotecas o tenían algún crédito terminaron por perder todo su patrimonio, debido a que las deudas se hicieron impagables.

Otro de las grandes obras de esta joyita llamada Carlos Salinas de Gortari fue subastar las empresas que estaban en manos del gobierno y rematarlas a precio de liquidación. El caso más famoso fue TELMEX, empresa que fue casi regalada en un movimiento turbio y lleno corrupción. El presidente salía diciendo por televisión que todos estos “ajustes” eran para beneficiar a la población y en realidad el único beneficiado fue Carlos Slim, quien por supuesto era allegado de nuestro querido ex presidente y quien ahora mantiene su lugar como uno de los hombres más ricos del mundo. Por supuesto, enriquecido por un país lleno de problemas, pobreza y corrupción.

Y la lista continua; Salinas se dedicó a endeudar al país pidiendo prestamos multimillonarios para poder solventar los gastos de obras públicas, cuyo fin eran en primera darle a gusto al presidente Bush Padre (Estados Unidos) quien durante todo el Salinato metió una y otra vez las narices para controlar la política mexicana desde la casa blanca. (COMO SIGUEN HACIENDOLO). El objetivo era contar en México con la infraestructura para el comercio y distribución de los productos AMERICANOS en nuestro territorio. El segundo propósito era mantener la imagen de bienestar y crecimiento, propiciando una gran aprobación y popularidad del presidente Salinas entre los mexicanos. El problema de la deuda es que México contaba con una moneda con un valor ficticio y una vez desplomándose la moneda, la deuda externa se haría impagable y una vez más la población seria la responsable de subsanar con trabajo (esclavitud) los huecos financieros que dejaría.

El famoso FOBAPROA y la reprivatización de la banca fueron la cereza en el pastel que nos dejo Salinas. Mediante varios mecanismos implementados en el FOBAPROA el gobierno ofreció intercambiar la cartera vencida por pagarés que se mantendrían como reserva y que no podrían vender ni intercambiara en 10 años, con la promesa de pagar intereses cada 3 meses, sin embargo estos pagares que representaban una parte importante de la reservas del país fueron retirados por lo banqueros justo cuando se avecinaba la caída del peso, lo cual hizo aun más grave la situación pues el Banco de México no tenía reservas suficientes para amortizar la caída del peso e intentar controlar la situación.

De las deudas impagables que tenia la población, los únicos beneficiados fueron los banqueros, pues se aprovecharon de la situación para despojar a todos de sus bienes para poder pagar sus deudas. Las personas perdieron sus casas, comercios, terrenos, autos y todas sus pertenencias.

Además la familia Salinas estuvo siempre metida en problemas de corrupción, lavado de dinero, asesinatos, tráfico de influencias, falsificación de documentos y una larga lista de delitos.

Y a pesar de todas estas situaciones el PRIISMO está bastante vigente en la población mexicana, en gran parte debido al fracaso de las políticas tomadas por el PAN. Sin embargo me parece una falta total de responsabilidad y de sentido común seguir votando por este partido que ha sido como un cáncer para nuestra nación y que construyó las bases sobre las que se mueve el sistema político narcorrupto del que “gozamos” actualmente.

Encima de todo ahora nos quieren vender la idea (y muchos ya la compraron) de que el nuevo PRI es encabezado por jóvenes con ideas frescas e innovadoras, dinámicos, emprendedores y llenos de proyectos modernos para la nación. Pero ¿Qué tiene de fresco una persona que se codea con Salinas de Gortari? ¿En donde esta entonces el nuevo PRI comprometido con el país? Porque después de los que le hizo Salinas a este país, una persona preocupada por esta nación lo único que podría hacer seria escupirle en la cara si lo tuviera cerca.

Peña Nieto no es ningún joven (¡Los jóvenes no se pintan las canas!), ni mucho menos es un “joven” que comprenda la chinga que es vivir en este país. Es fácil decirse comprometido con una nación de porquería, cuando no se ha tenido que enfrentar la realidad de los que no somos ricos o privilegiados. Por supuesto, solo están comprometidos con un país que les deja robar a manos llenas sin que nadie diga nada y donde no importa lo que pase, la estúpida población seguirá votando por ellos, a cambio de promesas populistas y esperanzas falsas.

Muchos otros votaran por Peña Nieto porque “les hizo algún favor”, favores que en muchos casos o son ilegales o son simplemente derechos que no se habían hecho validos. Votaran buscando un “cambio”, volviendo a los modelos antiguos y que destruyeron a esta nación pieza por pieza.

Yo no pertenezco a ningún partido, ni tengo interés en ser parte de la mafia partidista, sin embargo es indignante vivir en un país dominado por la ignorancia, la apatía, la estupidez y la irresponsabilidad. Donde las personas olvidan con facilidad los crímenes de sus dirigentes, donde quien ha robado a nuestra nación es recibido como un gran héroe por la clase política, donde las nuevas generaciones reciben un cuento barato sobre estos actores políticos, donde las clases de historia han sido manipuladas o totalmente removidas de los sistemas educativos y donde quien gana las elecciones es quien más camionetas, incentivos, bonos y “promesas” de campaña regala.

Podría ofrecerles soluciones y fantasías utópicas, podría enumerar una a una las necesidades de este país para crecer verdaderamente, pero solo hay algo que valdría la pena mencionar, pues todo lo demás parece inútil. Los cambios jamás llegaran a partir de modelos dogmaticos o de viejos y retorcidos esquemas. Para encontrar un cambio, debemos entonces reinventar los pequeños espacios de acción que tenemos y levantarnos en protesta por medio de la razón, el conocimiento y la cultura. Las marchas jamás lograran cambiar algo, pues seguimos poniendo nuestro futuro en las manos equivocadas, el cambio solo llegara cuando nosotros estemos dispuestos a llevarlo a cabo y no a través de personajes “plásticos” que dicen solo lo que queremos escuchar.