La fórmula preferida del profesor, de la autora nipona Yoko Ogawa, se ha convertido en un fenómeno social en su país, donde ha recibido el Premio Librerías Japonesas y el Premio Sociedad Nacional de Matemáticas. Ha batido récords de ventas, ha generado versiones en cine y cómic y ha despertado un inusitado interés hacia el mundo de los números entre los miles de lectores de la novela, inspirados por el que sienten sus personajes.
La vida de una madre soltera cambia cuando empieza a trabajar como asistenta en la casa de un viejo profesor de matemáticas. Enseguida le fascina la prodigiosa mente del anciano, dañada por un accidente: su memoria reciente sólo dura 80 minutos. A la rutina de la casa se incorpora el hijo de ella, un niño de diez años al que el viejo llama Root, raíz cuadrada, “que puede dar refugio a cualquier número sin decirle nunca que no a ninguno”. El profesor les descubre la belleza de los números que se ocultan en cada detalle cotidiano y el placer intelectual de investigar y aprender por uno mismo. Entre tareas caseras, libros, notas para no olvidar lo importante y partidos de béisbol, se construye una estrecha amistad a tres bandas, gracias a la capacidad de cada uno de cuidar y conocer al otro. El estilo sutil y contenido de la autora logra que una historia con los ingredientes de un pastel sentimental se convierta en un relato optimista con la belleza sencilla de un largo haikú.
La vida de una madre soltera cambia cuando empieza a trabajar como asistenta en la casa de un viejo profesor de matemáticas. Enseguida le fascina la prodigiosa mente del anciano, dañada por un accidente: su memoria reciente sólo dura 80 minutos. A la rutina de la casa se incorpora el hijo de ella, un niño de diez años al que el viejo llama Root, raíz cuadrada, “que puede dar refugio a cualquier número sin decirle nunca que no a ninguno”. El profesor les descubre la belleza de los números que se ocultan en cada detalle cotidiano y el placer intelectual de investigar y aprender por uno mismo. Entre tareas caseras, libros, notas para no olvidar lo importante y partidos de béisbol, se construye una estrecha amistad a tres bandas, gracias a la capacidad de cada uno de cuidar y conocer al otro. El estilo sutil y contenido de la autora logra que una historia con los ingredientes de un pastel sentimental se convierta en un relato optimista con la belleza sencilla de un largo haikú.
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